Si el perro es el mejor amigo del hombre, entonces el viringo debería ser el mejor amigo de un peruano. Así lo sienten, cada uno de los dueños de un perro calato peruano. No sólo su aspecto y peculiar carácter los vuelven especiales, sino también su historia y sus “poderes curativos”; que talvez, podrían llegar a sanar la quebrantada autoestima nacional.
Muchas personas desearían tener un perro en su casa pero no pueden debido a la alergia que le ocasiona el pelo de estos animales.
Para todas aquellas personas, hay una mascota cuyo pelaje no es un obstáculo y eso es precisamente porque no tiene. El perro Viringo, también conocido como perro sin pelo de Perú es un animal completamente lampiño, dentro de la raza estos pueden alcanzar diferentes tamaño siendo el Viringo pequeño un animal que solo alcanza los 40 cm, el mediano uno que llega al medio metro y el grande a 65 cm, pero las hembras siempre tienen el cuerpo mas largo que los machos.
Aunque son lampiños, su piel los caracteriza ya que se bronce al sol y algunos tienen manchan blancas en la piel y en el pecho. Es muy importante señalar que no todos los Viringos son completamente lampiños, pero podemos afeitarlos en las partes donde crecen el cabello, ya que nunca es en todo el cuerpo, sino mechones en algunas partes del mismo.
Estos perros se venden a un costo promedio de 800 dólares, pero podemos intentar adoptar uno gratuitamente en algún centro de perros abandonados o perreras.
Maritta Zapata Sócola
domingo, 15 de agosto de 2010
sábado, 14 de agosto de 2010
¿Porque copian los alumnos?
Porqué copia el alumno? Primero, porque se puede aprobar copiando. Segundo, porque cuando el alumno no entiende un tema, la mejor forma de aparentar que aprendió es memorizar o copiar. Tercero, por inseguridad. Si un alumno no tiene suficiente autoestima como para decir lo que piensa sin sentirse avergonzado o burlado por equivocarse o por no coincidir con lo que piensa el profesor, no se atreverá a expresar sus ideas.
Si alguna autoridad de la institución nacional que vela por el respeto a la propiedad Intelectual entrara a un salón de clases escolar común y corriente para revisar los exámenes, trabajos o tareas y aplicase la ley, probablemente tendría que sancionar a todos los alumnos y profesores por violar las normas de la propiedad intelectual. Todos copian de libros, enciclopedias, cuadernos, comprimidos y compañeros, sin siquiera citar al autor.
Recuerdo un programa radial en el que participé junto con un profesor, un padre de familia y un abogado para hablar sobre la reiterada costumbre de tantos alumnos de copiarse en los exámenes. Alarmados, los otros tres invitados hablaban de la necesidad de frenar esta actitud porque de lo contrario se estaría aceptando la ilegalidad e inmoralidad que harían de estos “copiadores” futuros trasgresores y corruptos. A mi turno, opiné en contrario. Sostuve que aquel alumno que copia, muestra niveles de iniciativa personal y eficiencia muy superiores a las de sus compañeros, porque si lo que el profesor quiere es que el alumno reproduzca en el papel del examen aquello que ya aparece escrito en el cuaderno o el libro, ¿porqué habría de perder el tiempo memorizándolo para luego reproducirlo? Es preferible copiarlo directamente de la fuente; así, además de ser más eficiente, se asegura que habrá hecho una copia fiel del original para beneplácito del profesor, quien a cambio le obsequiará la nota máxima.
En cuanto al estímulo a la memorización, no olvidemos que aquel alumno que memoriza el contenido del cuaderno también está copiando, porque “aprender de memoria” lo que el profesor dictó, significa fotocopiar el cuaderno en la mente para después reproducirlo en el examen. Nuevamente, más eficiente resulta copiar directamente del cuaderno y reproducir el texto en el examen.
¿Quieren que el alumno no copie de su cuaderno o libro? Es muy fácil. No le hagan preguntas que se puedan contestar copiando
¿Porqué copia el alumno? Primero, como ya dije, porque se puede aprobar copiando. Segundo, porque cuando el alumno no entiende un tema, la mejor forma de aparentar que aprendió es memorizar o copiar. Tercero, por inseguridad. Si un alumno no tiene suficiente autoestima como para decir lo que piensa sin sentirse avergonzado o burlado por equivocarse o por no coincidir con lo que piensa el profesor, no se atreverá a expresar sus ideas. Apelará a las ideas que dictó el profesor o las que están escritas en el texto, las cuales tratará de memorizar o copiar. En cuarto lugar los alumnos, especialmente los más hábiles, se sienten desperdiciados y estafados cuando no se les exige pensar.
Copiarse es una forma sencilla de salir del paso de una exigencia escolar desvalorizada. Entonces, así como cometer un foul en un partido de fútbol es una trasgresión sancionada pero no calificable de inmoral, copiar en un examen es una trasgresión sancionable (si es que así son las reglas de la clase) pero de ninguna manera puede ser considerado como una inmoralidad. Más inmoral es el profesor que se cree Dios y que su santa verdad debe ser grabada dogmáticamente en la mente de los niños para toda la vida cual doctrina infalible e incuestionable.
¿Quieren hablar de pedagogía moderna, de reforma educativa, del desarrollo de la creatividad y del espíritu crítico e innovador? Hablemos de esta sistemática agresión a la mente humana que deviene de obligar a los niños a convertir su cerebro en un inútil disco duro que almacena información pero al que no se le provee del software para sacarle provecho.
Cuidado que no estoy diciendo que no haya que memorizar nada. Lo que digo es que la memorización como estrategia habitual de aprendizaje es retrógrada. Por lo demás, lo realmente relevante se memoriza sin ningún esfuerzo, en la medida que se trate de información que se usa en contextos que tienen algún sentido para los alumnos.
Pero si fuéramos un paso más adelante nos daríamos cuenta que los reyes de la copia en realidad son la mayoría de los profesores, que recitan año a año y sección tras sección la misma clase tomada de sus libros o apuntes. ¿Quién es realmente un buen profesor? En mi opinión, en la educación moderna, es “aquél que nunca hace dos clases iguales”.
Si un profesor no es capaz de individualizar y adecuar su enseñanza a cada grupo particular que le toca en cada hora de clase, es porque se santifica a sí mismo, a los programas y textos, dejando de lado a los alumnos. Asume que todos son iguales y por lo tanto los trata por igual. Con ello, en el fondo, asume que los alumnos no existen, porque jamás encontrará dos que sean realmente iguales. Y si nos vamos más lejos aún, aquél profesor que pretende enseñar imponiendo autoritariamente algunas ideas, les está quitando a los alumnos la posibilidad de aprenderlas por sí mismos. Comprender eso está en la esencia de la pedagogía moderna.
Si alguna autoridad de la institución nacional que vela por el respeto a la propiedad Intelectual entrara a un salón de clases escolar común y corriente para revisar los exámenes, trabajos o tareas y aplicase la ley, probablemente tendría que sancionar a todos los alumnos y profesores por violar las normas de la propiedad intelectual. Todos copian de libros, enciclopedias, cuadernos, comprimidos y compañeros, sin siquiera citar al autor.
Recuerdo un programa radial en el que participé junto con un profesor, un padre de familia y un abogado para hablar sobre la reiterada costumbre de tantos alumnos de copiarse en los exámenes. Alarmados, los otros tres invitados hablaban de la necesidad de frenar esta actitud porque de lo contrario se estaría aceptando la ilegalidad e inmoralidad que harían de estos “copiadores” futuros trasgresores y corruptos. A mi turno, opiné en contrario. Sostuve que aquel alumno que copia, muestra niveles de iniciativa personal y eficiencia muy superiores a las de sus compañeros, porque si lo que el profesor quiere es que el alumno reproduzca en el papel del examen aquello que ya aparece escrito en el cuaderno o el libro, ¿porqué habría de perder el tiempo memorizándolo para luego reproducirlo? Es preferible copiarlo directamente de la fuente; así, además de ser más eficiente, se asegura que habrá hecho una copia fiel del original para beneplácito del profesor, quien a cambio le obsequiará la nota máxima.
En cuanto al estímulo a la memorización, no olvidemos que aquel alumno que memoriza el contenido del cuaderno también está copiando, porque “aprender de memoria” lo que el profesor dictó, significa fotocopiar el cuaderno en la mente para después reproducirlo en el examen. Nuevamente, más eficiente resulta copiar directamente del cuaderno y reproducir el texto en el examen.
¿Quieren que el alumno no copie de su cuaderno o libro? Es muy fácil. No le hagan preguntas que se puedan contestar copiando
¿Porqué copia el alumno? Primero, como ya dije, porque se puede aprobar copiando. Segundo, porque cuando el alumno no entiende un tema, la mejor forma de aparentar que aprendió es memorizar o copiar. Tercero, por inseguridad. Si un alumno no tiene suficiente autoestima como para decir lo que piensa sin sentirse avergonzado o burlado por equivocarse o por no coincidir con lo que piensa el profesor, no se atreverá a expresar sus ideas. Apelará a las ideas que dictó el profesor o las que están escritas en el texto, las cuales tratará de memorizar o copiar. En cuarto lugar los alumnos, especialmente los más hábiles, se sienten desperdiciados y estafados cuando no se les exige pensar.
Copiarse es una forma sencilla de salir del paso de una exigencia escolar desvalorizada. Entonces, así como cometer un foul en un partido de fútbol es una trasgresión sancionada pero no calificable de inmoral, copiar en un examen es una trasgresión sancionable (si es que así son las reglas de la clase) pero de ninguna manera puede ser considerado como una inmoralidad. Más inmoral es el profesor que se cree Dios y que su santa verdad debe ser grabada dogmáticamente en la mente de los niños para toda la vida cual doctrina infalible e incuestionable.
¿Quieren hablar de pedagogía moderna, de reforma educativa, del desarrollo de la creatividad y del espíritu crítico e innovador? Hablemos de esta sistemática agresión a la mente humana que deviene de obligar a los niños a convertir su cerebro en un inútil disco duro que almacena información pero al que no se le provee del software para sacarle provecho.
Cuidado que no estoy diciendo que no haya que memorizar nada. Lo que digo es que la memorización como estrategia habitual de aprendizaje es retrógrada. Por lo demás, lo realmente relevante se memoriza sin ningún esfuerzo, en la medida que se trate de información que se usa en contextos que tienen algún sentido para los alumnos.
Pero si fuéramos un paso más adelante nos daríamos cuenta que los reyes de la copia en realidad son la mayoría de los profesores, que recitan año a año y sección tras sección la misma clase tomada de sus libros o apuntes. ¿Quién es realmente un buen profesor? En mi opinión, en la educación moderna, es “aquél que nunca hace dos clases iguales”.
Si un profesor no es capaz de individualizar y adecuar su enseñanza a cada grupo particular que le toca en cada hora de clase, es porque se santifica a sí mismo, a los programas y textos, dejando de lado a los alumnos. Asume que todos son iguales y por lo tanto los trata por igual. Con ello, en el fondo, asume que los alumnos no existen, porque jamás encontrará dos que sean realmente iguales. Y si nos vamos más lejos aún, aquél profesor que pretende enseñar imponiendo autoritariamente algunas ideas, les está quitando a los alumnos la posibilidad de aprenderlas por sí mismos. Comprender eso está en la esencia de la pedagogía moderna.
Consejos para evitar el Estres
El mejor consejo para evitar el estres es evitarlo. la ansiedad y el estres dependen de múltiples factores, tanto situaciones como personales, por lo tanto son muchas las variables sobre las que podemos incidir para conseguir prevenir o reducir la ansiedad y el estres. cuando la situacion del estres imposibilita al individuo a llegar una vida normal. se requiere una visita al especialista para que evalué cual es su estado de estres real y que terapia es la mas adecuada para salir.
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